martes, 15 de noviembre de 2011

Amritsar

Dejo las montanyas y vuelvo al calor y bruma de las llanuras, me adentro en el Punjab, cuna del sijismo. En el autobus junto a mi viajaba uno de ellos, de bigotes puntiagudos, barba larguisima, un precioso turbante y de su bolsillo izquierdo salia el mango plateado de un punyal ceremonial.

La ciudad vieja de Amritsar es un hormiguero a punto de derrumbarse, una aglomeracion de palacetes decadentes y tiendas, almacenes de tejidos y talleres de joyeria. Las callejuelas son un estresante flujo de peatones, hombres consumidos cargando fardos enormes, bicicletas, ricksaws atestados de telas y motos enardecidas. Y a pesar de ello me encanta esta ciudad.

Estuve en varios templos, uno de ellos, el Mata Temple parecia un parque de atracciones donde se recorren tuneles, pasillos con cientos de divinidades, cascadas, rios de agua. Todo el templo lleno de mujeres. Me entere' luego que alli van a rezar quienes buscan tener hijos. En India las mujeres siguen asociadas a la descendencia y al hogar. Cuando las veo felices cargadas de hijos siempre pienso en que' condiciones paren. Veo mi hotel, los restaurantes y me imagino los hospitales. 

El Golden Temple esta' en medio del agobio de la ciudad vieja y merece un capitulo aparte.

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