miércoles, 23 de noviembre de 2011

Vuelta a casa

Frio, un frio distante que se agarró a mi cuerpo cansado y arañó mi garganta durante días.
Nubes, unas nubes metálicas entristeciendo el ambiente pero también matizando la mente.
Orden, un orden, linealidad, silencio y limpieza irreales, casi de pesadilla maniática.

La primera música que elegí en casa no fue flamenco, sino la Flauta Nágica de Mozart. Esta sorprendente influencia germánica no acabó ahí, en la televisión la canciller alemana chasqueaba el látigo económico. El resto de noticias me traían trozos del naufragio electoral en España. Todos habían perdido, pero unos más que otros.

Al llegar me esperaban intensificados el afecto y los dolores que dejé al irme. Pero vayamos por partes, primero detenerme y vaciarme, disfrutar con no hacer nada, no ver nada, no oir nada. La dulce monotonía. El lujo de una vida cotidiana y de un espacio personal.

martes, 22 de noviembre de 2011

Delhi Londres Barcelona

El avión sigue siendo un animal mitológico que te transporta milagrosamente a otros mundos y otros tiempos. El aeropuerto es el templo que nos da acceso a él, con sus propios ritos de iniciación, donde hay que demostrar fe en ventanillas, mostradores y controles hasta ser digno de participar de su entidad voladora.

La ceremonia en Delhi multiplica los habituales rituales de seguridad y de papeleo para llegar al avión. Durante esa carrera de fondo burocrática dejé algunas monedas en el bolsillo para recibir la coreografía de caricias de despedida del aduanero.

Conforme me acercaba al avión iban apareciendo periódicos internacionales, noticias occidentales, objetos y personas occidentales. La transición.

Delhi II

La vieja Delhi es una obra de arte viva no siempre agradable y Chadni Chowk es uno de sus principales bazares, un mundo saturado de callejuelas tupidas en continuo e invasivo movimiento. Era el lugar idóneo para las compras, no las pude esquivar por más tiempo.

Escoltada por el caos mugriento de Chadni Chowk está la Jama Masjid, la mayor mezquita de India, un ente fotogénico pero caprichoso y algo burocrático, con pinta de pocos amigos, llena de cagadas de paloma y con aire de agravio permanente. No es un lugar acogedor, ni tampoco un espacio para ensimismarse, el visitante parece un invitado incómodo que se tolera por ser fuente de ingresos.

Las últimas horas de un viaje son extrañas, uno termina intentando apurarlas o simplemente dejándolas pasar. Al final de mi última tarde entré en un templo hinduista de barrio para despedirme y agradecer a la Trimurti. Era la hora de la aarti o ceremonia de la tarde y los fieles se congregaban alrededor de la capilla principal. Fuego, campanas, tambores extáticos y puertas abiertas para los dioses. Gracias por acogerme de nuevo y hasta la próxima.

lunes, 21 de noviembre de 2011

Delhi


Llegué a Delhi en tren, un extraño placer que sólo el que conoce los autobuses y carreteras indias puede llamarlo así. Las capitales esperan entre el caos al recién llegado con dientes afilados y con la promesa de placeres saturados, basta apretar el paso y sonreír.

El Museo Nacional es una enorme matriz circular por donde correr como un ratoncito buscando el azucarillo de la belleza a salvo de taxistas sin escrúpulos o vendedores compulsivos. Cautivadoras pinturas miniatura con las que mantener idilios de un minuto, esculturas de diosas poderosas de piernas abiertas y manos guerreras, Budhas de todos los estilos entornando los ojos a los visitantes. Un agujero del tiempo que te atrapa durante horas.
Por la noche al llegar al hotel me esperaban varias bodas indias, un atronador derroche de música y dinero, una experiencia tan saturada como incomprensible. Lo primero que se ve es al novio, cubierto de guirnaldas de billetes y de flores sobre un caballo o en carroza iluminada como un ovni, y detrás le sigue una banda de musicos con uniformes extraterrestres. A esta visión surrealista le precede el desfile de familiares, hombres trajeados bailando dionisíacamente y luego las mujeres, estáticas y agrupadas formadon una irisada nube de saris brillantes y coloridos como una enorme ala de mariposa. En el frenesí del baile los hombres lanzan billetes al aire y a veces hacen gestos explícitamente sexuales. Si la boda es punjabí, los grupos de tambores se enfrentarán en duelos de velocidad y estruendo, haciendo sudar el alcohol a los hombres que bailan y saltan.

Observé todo esto junto a un sadhu de camino al banquete, preguntándome qué hacía este santón barbudo siguiendo una fiesta tan mundana. Cuando llegamos al restaurante de la boda, todos los invitados fueron pasando sonrientes. El sadhu también entró y se sirvió comida con desenvoltura junto a otros pobres del barrio que se movían discretamente entre el chillerío de niños, invitados y vecinos. Yo, novato, ya venía cenado.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Chandigarh


Lo que estudiamos nos afecta mas alla' de lo profesional o intelectual hasta decidir en nuestros gustos y valoraciones cotidianas. Yo no habria parado en esta ciudad si no fuera por haber estudiado a Le Corbusier.

Chandigarh es un experimento urbanistico influido por el tiempo y el espacio en el que aparece. Chandigarh es desangelada y cartesiana, como si quisiera exorcizar la típica claustrofobia y anarquía indias, tanto que se excedió. Las amplias calles incitan a buscar asilo, las distancias enormes desaniman los encuentros, los angulos rectos se clavan en la retina y encajonan el cerebro. Sus construcciones parecen bunkers que han decidido salir fuera de la tierra tomando forma de edificios, como si el pesimismo de la posguerra en la que fue proyectada intentase encontrar esperanza. Ahora los edificios han perdido el halo mistico de aquel tiempo y son víctimas del pragmatismo de su actividad y su simbologia politica, yacen deslucidos por una burocracia desbordada y por la permanente presencia armada del ejercito.

Muy cerca de esos edificios gubernamentales se agazapa como un animal salvaje el Rock Garden, el sorprendente proyecto de un hombre humilde que simplemente empezó a construir con materiales reciclados un irracional espacio de laberintos para perderse, encontrarse y jugar. Un poco de calor, color y cordura entre tanto racionalismo modernista.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Amritsar: Golden Temple

El misticismo sij esta' basado en la estetica: arquitectura, paisaje, musica, poesia, el aspecto personal, una estetica sublime que tiene su climax en este templo, un espacio que me atrapo' durante tres dias.

El Golden Temple concentra una enorme densidad religiosa, estetica y social. La primera vision del edificio es sobrecogedora, de una belleza intensa y texturada, con un entorno que amplifica la intimidad y concentracion en ese edificio pequenyo que parece flotar en el lago, como un cofrecillo que guarda un tesoro y que uno no puede dejar de mirar. Para saturar los sentidos sin escapatoria suena una dulce, sobria y tensa musica mistica en todo el espacio sagrado. Los fieles y visitantes giramos alrededor del lago para cerrar un mandala urbanistico y humano cuyo centro es ese edificio dorado. Visite' este entorno muchas veces para ver sus cambios de luz, de actividad y de gentes. Su intensidad es tal que no podia estar mas de dos horas dentro.

Este complejo religioso es un mundo autonomo alimentado por la fuerza de sus fieles, hay un comedor gratuito con capacidad para 50.000 personas al dia y dispone tambien de varios alojamientos para peregrinos. Un mundo hermanado y armonioso parecia posible dentro de esta burbuja utopica. Cuando empezaba a sopesar si hacerme sij empece' a ver placas de marmol con inscripciones militares por todo el edificio, recorde' entonces el punyal ceremonial que todo sij lleva y la tradicion de guerreros inherente al sijismo. Nadie se salva de las contradicciones.

Desde aqui una ultima reflexion sobre viajar con camara fotografica: no somos conscientes hasta que punto hemos perdido nuestra capacidad sensacional al desarrollar las capacidades audiovisuales. Nuestro cerebro se ha ido adiestrando en valorar y procesar sobre todo el mundo visual en detrimento del mundo de las sensaciones, descuidando una sensibilidad mas sutil pero mas compleja y completa. Hoy agradeci no tener camara de fotos.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Amritsar por dentro


Cuando el caos de la calle empieza a ser soportable, empiezas a poder mirar hacia arriba, a esas casas senyoriales, humildes palacetes con varias plantas y decadas a sus espaldas, sin la altanería de lo nuevo. Desde el principio me atrajeron estas havelis de Amritsar, tan abandonadas que se suelen enraizar arboles en sus fachadas y azoteas. Empece' a buscar esos arboles escaladores, tan frecuentes que cada calle parecia tener uno creciendo en algun rincon. Decidi dibujarlos.

Elegi las callejuelas solitarias donde reinan las palomas, las moscas y los perros, donde mean los viandantes y apenas entra el sol. Esos edificios casi en ruinas parecen deshabitados, pero no, tan solo hay que parar un rato, el tiempo de hacer un dibujo, para darse cuenta de lo que esconden esos callejones. Conforme hago trazos se van entreabriendo puertas, celosias curiosas y progresivamente aparecen ninyos, mujeres y abuelos cascarrabias.

La hostilidad y desconfianza inicial se va diluyendo y da paso a la hospitalidad hasta invitarme a entrar en sus casas, dejarme guiar por los laberintos oscuros de escaleras estrechas y habitaciones, a veces llenas de cascotes, otras veces apuntaladas con troncos, otras inundadas. Mientras subo a tientas veo la vida de familias extensas en cada planta, me miran atonitos acompanyado por mi anfitrion y una nube de ninyos. Las habitaciones donde hay vida son humildes pero muy acogedoras, alguna foto, una television o una radio, todo alrededor de la cama con cubierta de vivos colores. Hasta llegar a la terraza que se abre a la ciudad, un microcosmos abigarrado de muros, escaleras y las copas minúsculas de esos arboles escaladores que he dibujado desde el suelo.

martes, 15 de noviembre de 2011

Amritsar

Dejo las montanyas y vuelvo al calor y bruma de las llanuras, me adentro en el Punjab, cuna del sijismo. En el autobus junto a mi viajaba uno de ellos, de bigotes puntiagudos, barba larguisima, un precioso turbante y de su bolsillo izquierdo salia el mango plateado de un punyal ceremonial.

La ciudad vieja de Amritsar es un hormiguero a punto de derrumbarse, una aglomeracion de palacetes decadentes y tiendas, almacenes de tejidos y talleres de joyeria. Las callejuelas son un estresante flujo de peatones, hombres consumidos cargando fardos enormes, bicicletas, ricksaws atestados de telas y motos enardecidas. Y a pesar de ello me encanta esta ciudad.

Estuve en varios templos, uno de ellos, el Mata Temple parecia un parque de atracciones donde se recorren tuneles, pasillos con cientos de divinidades, cascadas, rios de agua. Todo el templo lleno de mujeres. Me entere' luego que alli van a rezar quienes buscan tener hijos. En India las mujeres siguen asociadas a la descendencia y al hogar. Cuando las veo felices cargadas de hijos siempre pienso en que' condiciones paren. Veo mi hotel, los restaurantes y me imagino los hospitales. 

El Golden Temple esta' en medio del agobio de la ciudad vieja y merece un capitulo aparte.

domingo, 13 de noviembre de 2011

Dhauladhar: Triund



No podia irme sin adentrarme un poco en esas montanyas que casi podia tocar al levantarme. Triund, es una excursión de dos días, esta' 1200 metros por encima de Mc Leod Gang en un entorno fantastico: montanyas nevadas de 4600 metros, nubes cambiantes pegadas a las laderas, robles, rododendros que aqui son arboles, aguilas, pajaros carpinteros y banderas de rezos tibetanas. Por la noche, hablando junto al fuego y tras una exigua cena, no sabes bien donde mirar, si a las luces de los pueblos de abajo o a las estrellas y los picos iluminados por la luna de arriba.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Mc Leod Ganj


La primera sorpresa al levantarme fue la enorme montanya detras de Mc Leod Ganj. La segunda fue constatar la mayoritaria presencia tibetana y extranjera.

Reconozco que estoy perplejo, me esperaba una especie de Vaticano con buen rollo y la realidad era algo mas parecida a un campo de refugiados con una sensacion permanente de desarraigo e injusticia. Y al visitar sus templos el budismo me parecio' criptico y localista, de una estetica que me era extranya y disonante con las palabras atractivas de un Dalai Lama risuenyo y compasivo.

Me sorprendio' encontrarme dos budismos: por un lado las elaboradas tecnicas de meditacion y concentracion de la jerarquia religiosa que llegan a Occidente, y por otro la idolatria y fetichismo de la gente comun, no muy lejana de cualquier otra religion. Alrededor de la quietud del buda aparecía una religion de movimiento: las banderas de rezo, los molinillos de oracion, los cilindros giratorios, el circuito que circunvala los templos o el que rodea la casa del Dalai Lama y que la gente recorre al atardecer. Todo rezo se activa con movimiento.

Aparte de esto el festin exotico esta' asegurado: gentes de las montanyas de piel curtida y ojos rasgados, mujeres con largas trenzas unidas en los extremos y delantales de rayas, sobre todo de edad madura, muy pocos jovenes. Y monjes, muchos monjes de toda condicion, humildes y ostentosos, gordos y flacos, grandes y pequenyos, pios y despreocupados. Como en cualquier otra religion.

jueves, 10 de noviembre de 2011

Rewalsar - Mc Leod Ganj

Llegue' de noche y al dejar la tetrica estacion de buses me recibieron carteles luminosos de restaurantes y discotecas, musica house atronando y los gritos de turistas algo borrachos. Me esperaba otra cosa de la sede del Dalai Lama.

Polvoriento y descompuesto por el viaje, de nuevo me deje' cautivar por la primera habitacion acogedora que me recibio', al doble de lo que pago normalmente. Tras la cena opte' por refugiarme en la habitacion y aprovechar para ver la tele: melodramas familiares, videoclips de Bollywood, pelis de guerra histrionicas y series de historia sagrada hinduista algo inocentes. Cai rendido antes de los anuncios de productos para adelgazar y de objetos religiosos.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Rewalsar

Este lago es sagrado para las tres religiones que visito, pero sobre todo para el budismo. Me aloje' en un monasterio budista (habitacion individual con banyo privado y tele) y por la manyana pude asistir a la primera oracion de madrugada con desayuno incluido. Afortunadamente solo duro' una hora, si no me da un pasmo: no fue nada folclorico, tan solo recitacion de textos, pero para mi fue un no parar de mirarlo todo. Por la mañana subi monte arriba para visitar el templo budista en construccion que acoge una enorme escultura de Padmasambhava y tiene unas pinturas fascinantes.

Para desengrasar de tanto mantra me adentre' por un bosque de pinos del himalaya, esbeltos y sofisticados como plumas esponjosas. Volvi' lleno de picotazos de insectos y de semillas silvestres agarradas a mi ropa, un buen ejercicio de desapego a la carne.

martes, 8 de noviembre de 2011

Shimla - Rewalsar

Hoy tengo tres noticias, una mala y dos buenas.
- Me he dado cuenta que India ya me ha poseido y empiezo a camuflarme. Mi olor ahora es especiado y mucha gente me habla en hindi, seguramente porque he cambiado la barba por un bigotazo etnico.
- Por fin he controlado la diarrea. Me negaba a dejar de comer y la cosa iba a peor. Tras este dia de viaje a base de cacahuetes y algo de arroz todo ha vuelto a la normalidad.
- Entre un bus y otro he perdido mi camara de fotos. Algo inaudito. Aun me sorprende que un hecho asi me haya provocado tal tormenta animica.

De toda perdida hay un aprendizaje. Mi camara de fotos era mi companyero de viaje y mi memoria. Se puede viajar actualmente sin camara? Como modifica nuestra mirada una camara en el bolsillo? Viajamos para vivir otro presente o para tener otro pasado? Sea como sea me comprare' otra en cuanto llegue a casa.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Shimla

Me encanta esta ciudad, enganchada a una colina a 2000 metros de altitud y con un bazar laberintico lleno de vida que recuerda a las ciudades del Rif marroqui'. Desde lo alto tambien se pueden ver los Himalayas direccion a Manali, esa luz blanca y afilada de los picos a lo lejos. Los vi en su esplendor desde el punto mas alto de la ciudad, el templo dedicado a Hanuman, el dios mono.

Hoy decidi' despreocuparme y tomar un tour por los alrededores. Altamente decepcionante. El mejor momento lo tuve al escaparme de un mercadillo y un parque de atracciones exiguo al que nos llevaron para adentrarme en un bosque de Cedros Deodaras, tan bonitos y esbeltos que merecen las mayusculas. Quedarme ensimismado en los juegos de verticalidad de sus troncos y la horizontalidad de sus ramas en una esponjosa superficie que parece a punto de alzarse flotando.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Mussoorie - Shimla

En India las distancias toman una densidad espesa que se agarrota a las articulaciones despues de ser traqueteado por varios autobuses de sol a sol. 11 horas para hacer 280 km, polvo, muchas caras curiosas mirandome sin disimulos, siempre las mismas preguntas que acaban a los cinco minutos, y siempre la amabilidad indolente de los indios.

Llegue' casi de noche a Shimla, estaba tan cansado que no quise un hotel cutre, algo de hogar. Ducha para desempolvarme y directo a por la ciudad.

sábado, 5 de noviembre de 2011

Mussoorie

Este centro de vacaciones de montanya es muy apreciado por los indios, supongo que por una cuestion de status, porque apenas nadie hace senderismo, el unico sitio donde he visto gente andando ha sido por la calle principal, llena de tiendas y restaurantes.

Mi principal motivo para venir aqui es el espectacular panorama de los Himalayas, justo de la zona de Badrinath, a unos 50 kilometros. Los picos apenas asoman, pero este horizonte parecia imantado, apenas puede creerse uno ver relucir tanta cumbre junta.

Tambien fue aqui donde encontre de repente la primera presencia tibetana en mi viaje: en un collado que miraba a un valle precioso habia cientos, quizas miles de banderolas de rezos, una hipnotica coreografia que me dejo' confuso y maravillado. El viento que las movia iba en direccion al Tibet...

jueves, 3 de noviembre de 2011

Dehra Dun


La capital de Uttarakhand refleja las contradicciones de cualquier gran ciudad, el centro es polvoriento, opresivo, sucio y ruidoso mientras que la zona residencial es todo lo contrario. Alli se encuentra, rodeado de un enorme y pretencioso parque, el Forest Resesarch Institute, un autentico dinosaurio heredado de la epoca colonial que contiene oficinas atestadas de papeles, y un museo polvoriento con olor a naftalina. Una vision de la naturaleza utilitarista presentada en vitrinas igual de moribundas. Nada más alejado de un bosque y de Dehra Dun.

Encuentros y soledades en Rishikesh


  • Este peregrino me acompanyo' durante una de mis excursiones. Como se podia esperar de su constitucion fisica y su equipamiento tecnico, era un montanyero nato, y tiraba de mi agotandome desde el principio. A la hora de subida empezo' a querer descansar, afortunadamente para mi.
  • Veronika es una alemana de 80 anyos que ha traido a su pais favorito a su nieta Irina de 18 anyos. Siempre nos encontrabamos vagabundeando por la ciudad. Cojea y habla ingles con acento, para desesperacion de Irina, pero demuestra una pasion que ya quisiera su nieta.
  • Sebastian es un joven colombiano, guapo y prospero que desprende una actitud vital abierta a comerse el mundo con elegancia. No tiene fronteras: adolescencia en Washington, juventud en Delhi y estudiara' pronto cocina en Nueva York. Me aconsejo' el unico restaurante donde me ha sentado mal la comida.
  • Swami Yogananda es un yogui de 103 anyos que se contorsiona y bromea con extrema facilidad. Mientras imparte su clase se queda dormido, lee el periodico o atiende llamadas al movil. Pasa de todo y se rie de nosotros con amor y conciencia.
  • Javier, Marta y su hija de dos anyos han venido a unas jornadas de yoga con su profesor de Torremolinos. Yo miro a la ninya moverse entre sadhus y vacas, muerto de envidia y alegria por ella.
  • Carol y Paul se sentaron a mi lado en un concierto, recorren la India sin prisas en una vieja moto. Ella es de Girona, y llevaba 4 meses sin hablar catalan. Hablar catalan en Rishikesh, entre yoguis e iluminados.
  • Victor e Itka son una joven pareja checa, trabajaron 5 anyos en Irlanda hasta que les despidieron. Lo dejaron todo y llevan viajando 6 meses sin rumbo. Ahora estan haciendo un curso para ser profesores de yoga. Envidie' de ellos su sentido de equipo y sus caricias escondidas.
  • Krisnam, a pesar de ser tan joven tiene una empresa de montanyismo y aventura. Es un vendedor nato, habla con expresiones americanas y desprende cercania y eficiencia. Tiene un suenyo, subir el K2. Salio a despedirse de mi cuando me vio con las mochilas calle arriba.
Me gustaria saber que' pensaron ellos de mi, el espanyol solitario a veces parlanchin, a veces meditabundo que miraba todo sin parar.


martes, 1 de noviembre de 2011

Rishikesh

"No pases de largo, dale al menos un dia". Hice caso a un viajero desoyendo mis prejuicios, al fin y al cabo tambien es un doble lugar de fe: la capital mundial del yoga, dicen, y tambien un lugar importante de culto hinduista.
Al final me permaneci' tres dias, es muy facil quedarse atrapado aqui:
  • Cursos: hice yoga y danza Katak. Me quede' con ganas del de cocina india, masaje e idioma hindi.
  • Rafting: lo mejor fue zambullirme en el Ganges, aun frio y verde.
  • Trekking por los bosques hermosisimos, con granjas locales, campesinas recogiendo lenya, templos, arboles enormes y desconocidos, mariposas, monos, pajaros extravagantes. Llegue' a encontrarme pavos reales y ciervos.
  • Y sobre todo observar la ciudad, los dos fascinantes fenomenos de peregrinaje, el yogui y el hinduista, que apenas se mezclan. El yogui occidental es muy conocido, menos lo es el turismo religioso indio, grupos recien salidos de su localidad, compactos y bien diferenciados que me atraian poderosamente por ese punto autentico y a veces inocente de la gente de campo. Mi grupo favorito el de hombres bigotudos y mujeres tatuadas vistiendo ese corset violeta con la espalda desnuda.

Hacia Rishikesh

Este chico y yo fuimos inseparables durante 12 horas, a pesar de no haber cruzado mas de 4 palabras: tuvimos que compartir un asiento y medio de autobus las 12 horas de camino de Delhi a Rishikesh. Se paso' todo el tiempo durmiendo sobre esa bolsa a pesar de los traqueteos, saltos y frenazos del autobus. Fue el quien insistio' en que le hiciera la foto y a juzgar por el resultado tiene experiencia en posar.
La vuelta fue por la misma carretera pero no tan preocupante, acostumbrado ya y tambien ejercitando la confianza en la vida.