miércoles, 8 de junio de 2011

Madrid: Bici crítica

Me cuesta confiar en los grupos, tienden a ser lechos de Procusto que te cortan o te estiran, por eso me extrañó sentirme bien y ligero entre tanta gente desde el principio. Al poco entendí el por qué: la bicicleta tiene tanto poder transformador que modifica a su usuario, nos hace flexibles, ligeros y fáciles, sensuales, festivos y eficientes. No sólo afecta a las personas, también cambia su entorno, la ciudad se vuelve más amable, los árboles se engradecen, el césped reverdece, todo toma un carácter más humano, una mayor densidad donde el contexto y el paisaje es más importante que el conductor.

Pedalear juntos era excitante y un poco irreal, parecíamos flotar en un asfalto que sonreía y se cosquilleaba. Los timbres sonando, las sonrisas, los saludos de los peatones, fue una utopía por una hora. La bici, alegría entre tus piernas.

domingo, 5 de junio de 2011

Guadalajara, Alto Tajo

El espacio entre grandes ciudades parece vacío y normalmente pasamos de largo por ellos. Guadalajara parece un espacio inexistente, sorprende moverse por tales paréntesis geográficos ajenos a las carreras contemporáneas, arrinconando lugares no deseados, como centrales nucleares, y manteniendo en el aire un clasicismo casi místico, un brillo difícil de reproducir. La mezcla de estas contradictorias imágenes generan un paisaje de ciencia ficción algo inquietante.

El terreno del alto tajo es accidentado y alberga una mezcla extraña y coherente de sequedad y humedad, de páramo y selva, crestas peladas y recovecos frondosos, un pequeño placer para amantes pacientes y ensimismados.