miércoles, 29 de septiembre de 2010

Mallorca

En principio, Mallorca parece abarcable, pero sus micromundos estiran la isla a dimensiones continentales.
El carácter mallorquín ha aceptado y acogido invasiones durante siglos, y así también permite ahora a británicos, franceses y sobre todo alemanes. Las poblaciones apenas sienten la distorsión de esta presencia peregrina que consume educadamente sin prestar atención a los locales, sólo al decorado.
La Sierra de Tramuntana es un laberinto embrujado que nos enseña incansablemente la salida dirigiéndonos hacia los acantilados, donde espera un mar enorme y acogedor con puntillas blancas. Y por el camino pinos, algarrobos, almendros, arbustos, cabras negras y atalayas mágicas.