sábado, 23 de febrero de 2013

Virxilio Vieitez



Hay gente que teje su trabajo poquito a poco, imbuidos en lo cotidiano sin tener conciencia de hacer una gran obra. Intuyen que son buenos pero el presente pesa más que la visión de conjunto, el trabajo les llama sin tiempo para pensar en podios y laureles. Años después el trabajo abruma por sí mismo, y ya da igual el reconocimiento, porque esa obra ha crecido frondosa y ya no necesita abono ni certificaciones. Pienso en muchas madres, en algunos artesanos y en Virxilio Vieitez.

Las fotos de este fotógrafo gallego se sentían incómodas en las lujosas salas de Telefónica Madrid, fuera de la intimidad del hogar, lejos del apego de sus familias. A pesar de cierta sensación impúdica, muchos visitantes nos contagiamos del candor de sus imágenes y del recuerdo compartido de ese enorme álbum familiar. Me sobrecogieron aquellas personas retratadas, humildes o ambiciosas, llenas de sueños y vida por vivir o de frustraciones y de vida sufrida.

Era fácil caer en lo cómico de sus peinados o de sus forzadas posturas, pero las burlas que oí parecían más bien escudos para protegerse de un pasado que estaba demasiado próximo. Otros se acercaban con el bisturí afilado del análisis sin percatarse de que la fuerza emocional de esas fotos era tan grande que esa autoridad intelectual resultaba frívola y anecdótica. Me dio pena irme y dejarles allí desangelados, congelados en ese pasado que casi habíamos olvidado, rodeados de tanto progreso.

viernes, 22 de febrero de 2013

Durero-Barceló



Llovía en esa plaza tranquila y tan francesa en medio de Madrid. A través de un portal grave y oscuro accedí a un mundo de luz, arenoso y marino, de cavidades, remolinos y aletas: Miquel Barceló presenta migajas de su obra nueva, garabatos y hendiduras en manteles blancos, incisiones en la masa untuosa, juegos y danzas hiriendo la superficie. Un pequeño templo inesperado.

Y muy cerca de él, a cinco minutos de lluvia, un Durero minucioso de líneas negras me recordó el camino (des)andado. 

jueves, 21 de febrero de 2013

Albert Oehlen: Dibujos



Esta exposición de la Casa Encendida me pareció insulsa al entrar, pero sus texturas se me fueron enmarañando en los ojos, algo querían decirme y no sabía qué. Empecé a moverme errático de un dibujo a otro, escuchando nervioso, como poseído, exacerbando a la vigilante que no conocía mis intenciones. Ni yo mismo las sabía.

El dibujo es un sismógrafo que delata las sacudidas internas del dibujante. Quien dibuja, a pesar de mantener una postura exterior estática y ausente, está en plena turbulencia, canalizando hacia su mano todas las energías que se apelotonan en su interior, intentando ordenarlas en sus trazos.

El lápiz se mueve, a veces por los temblores destilados de las vísceras (corazón, hígado, criadillas, ovarios, sesos), otras el impulso lo da un convencimiento difuso o un conjunto de líneas y brillos exteriores, en ocasiones incluso es el tiempo el que toma el control. Algunos piensan que realmente es el lápiz quien se expresa, dejando el rastro negro de su alma sobre el lecho del papel.

No sé desde dónde dibuja Oehlen, pero sus dibujos fueron un detonante. Esos garabatos infantiles llenos de texturas me urgían a agarrar de nuevo el pincel, porque el embalse está rebosando dentro, y me queda menos tiempo del que imagino.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Maestros del Caos



En época de crisis es habitual mirar atrás y revisar lo que fue rechazado, buscar nuevas respuestas en aquello que creímos que no servía. Nuestra cultura ilustrada y descreída encumbró la lógica simple de la razón y condenó al exilio a todo lo intangible que explica y maneja otra realidad sutil.

Caixafórum Madrid conecta la sospechosa tradición chamánica con la más aceptable del arte para guiarnos en lo ruidoso y monstruoso, en lo desconocido y temido, en el peso simbólico que nos acompaña sin saber. Un juego de espejos extraño que ha de ser recorrido con la mente en blanco y la piel florecida. El ruido, el temor, el monstruo están dentro de nosotros, y negarlo sólo retrasa lo inevitable.

miércoles, 13 de febrero de 2013

Banderas



Al costat de la AP-7, molt a prop de la Roca del Vallès hi ha un grapat de barraques 
Junto a la AP-7, muy cerca de La Roca del Vallés, hay un puñado de chabolas   
que passarien desapercebudes sota el mar gris de xapes metál-liques        
que pasarían desapercibidas bajo su mar plano y gris de chapas metálicas  
si no fós per dos banderes que surgeixen de dos mástils precaris,     
si no fuera por dos banderas que surgen de mástiles precarios,   
una espanyola i l’altra catalana, animades pel mateix vent.       
una española y otra catalana, animadas por el mismo viento  
      
En aquesta imatge gairebé berlanguiana hi ha  
En esta imagen casi berlanguiana hay     
un problema polític d'identitats i greuges,   
un problema político de identidades y agravios,   
però sobretot hi ha barraques, un problema de pobresa tapat  
pero sobre todo hay chabolas, un problema de pobreza evadido 
i embolicat en conflictes de poder. Sobre tot persones .     
y entretenido por conflictos de poder. Sobre todo personas.    
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martes, 12 de febrero de 2013

Templos burocráticos



Hoy eran puertas abiertas en el Ayuntamiento de Barcelona, escenario mullido y brillante del poder local. Dentro se cubre la frialdad con suaves alfombras y rictus de amabilidad, en las paredes las obras de arte intentan dignificar esos lugares oscuros, tapar las serpientes desconfiadas que lo cubren todo, quizás por eso nadie se atreve instintivamente a tocar nada.

En el Salón de las Crónicas la contradicción de la cultura contemporánea vibra en el montón de muertos de la venganza catalana y en el sueño colonialista de barcos lejanos. El Salón de Ciento es la reconstrucción deformada de un sueño, un enorme anuncio publicitario saturado de ideología.

El poder busca legitimarse a través de la tradición, y construye su discurso con imágenes del pasado para apuntar al futuro que les conviene. De nuevo el nacionalismo diciéndonos cómo debe ser la realidad. Más tarde nos dirán que fuimos nosotros quienes elegimos.