sábado, 30 de junio de 2012

Sol de medianoche


El sol de medianoche me parece tan fuera de norma que imaginaba mayor expectación, pero Suecia parece vivir con rutina el dia permanente mientras el sol merodea solitario por los montes y calles vacías. Para mí fue un viejo truco de magia que no deja de sorprender, la luz interminable del sol gira en el cielo volviéndose incendiaria en su momento más bajo.

El sol no cae en el horizonte, sino que derrapa contra él rompiendo la linealidad y referencias habituales: el sol traza una curva en el cielo y acaba poniéndose en el norte! Pura desubicación y ruptura de normas, cuestionando la solidez del ciclo de los días y de la orientación básica. Es tan irreverente que podría ser una performance Fluxus. Es incluso monstruoso, sólo a un loco se le ocurriría imaginar un día permanente.

Por debajo del Círculo Polar los atardeceres son más elásticos y texturados, prolongan esa sorprendente luz larga y rojiza que es tan fugaz en latitudes más bajas. Ese momento de transición se estira, y la oscuridad no llega a abrazar del todo el cielo, el amanecer es una prolongación siamesa de un atardecer que no acabó.

Y uno vuelve a la cama extraviado, con la irreal sensación de que el mundo no es plano. Y compadeciéndose de la naturaleza que vive fuera, de los pájaros y animales, de los árboles bajo esa luz perpetua. Y entonces añoro y entiendo esa oscuridad que da sentido a la luz.

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