lunes, 16 de enero de 2012

Las Palmas de Gran Canaria


Enfrentarme en soledad a los espacios de mi niñez, tropezar entre brumas con mis recuerdos. La memoria tiende a lo superlativo, en la realidad todo es más pequeño de como lo recordamos.

Visito la ciudad vieja. Iglesias de lava y espuma, la misma piedra que triturada alimenta los valles campesinos. Museos vacíos con vigilantes solitarios, es difícil decidir dónde está realmente la vida. Calles llenas de helados y piel de primavera. Una ciudad entre Europa y América sin ser ninguna de ellas. ¿qué se esconde tras esas idas y vueltas? Es un enigma lánguido que no se deja atrapar por los forasteros.

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