miércoles, 14 de diciembre de 2011

India en Barcelona

India me persigue en Barcelona. En el colmado acabo yendo a la zona de especias, en clase de danza reconozco asanas de yoga, en los reencuentros me llevan a restaurantes indios, en la calle me veo rodeado de hindustanís. Una extraña sensación de hogar. Y para rematar, la semana budista en la Casa del Tibet. En India habría soportado horas de buses-coctelera para ver lo que aquí me ha costado media hora de pedalada.


La Puja de la luna llena fue extrañamente calmante, y las danzas sagradas dieron luz a su simbología: el cuervo protector, la paz de los ciervos, la sabiduría de los ancianos, la muerte como símbolo de impermanencia. Entre el público había monjes de azafrán, mujeres tibetanas con sus delantales, y la misma sensación de desarraigo. Como si estuviera aún en McLeod Ganj.

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