domingo, 20 de mayo de 2012

Can Masdeu


Las revoluciones, como un nuevo amor, están llenas de pasión e ilusión, todo parece posible y eterno al principio. Otra cosa es mantener día a día esa intención, y saber derivarla hacia una relación estable, constructiva, viva y serena, algo difícil en una sociedad que nos anima a tener prisa y autoafirmarnos.

Can Madeu es un lugar de opciones, allí se construye callada, sencilla y suavemente desde hace diez años. Apenas vi consignas, pero sí dibujos en las paredes, muchas huertas y abundante información. Es gente muy acogedora con ganas de trabajar intentando respetar y pensar en el futuro.

Les visité para saber de los bosques comestibles, un proyecto de silvicultura a muy largo plazo, y aparecieron más posibilidades nutrientes. Libros, revistas y sobre todo gente me abrían la puerta a actitudes más racionales y responsables con el mundo. Callada, sencilla y suavemente.

En Can Masdeu apenas oí hablar de revolución, hay demasiadas cosas que hacer en el presente: arreglar los huertos, conocer a la gente, discutir sobre las vegetaciones apropiadas para el valle, preparar la comida, jugar con los niños, organizar el material reciclable. No hacía falta hablar de revolución, el movimiento se demuestra andando. 

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