jueves, 27 de octubre de 2011

India 2011: Delhi - Haridwar

Estaba tan cansado que apenas me despertaron las conversaciones de los turistas, los ladridos de los perros, el rugir de las motos o las campanas y canticos de madrugada al lado de mi ventana. No vuelvo a ese hotel.

Recordar de nuevo el sol intenso, el olor mezcla de especias, flores, polvo y excrementos, volver a ver las vacas a su aire, los turistas acribillados por las pensiones baratas, los munyones alzandose hacia mi, sentir el picor de garganta por la intensa contaminacion, el orden indio que percibo como desorden.
Bus hacia Haridwar (7 horas, 250 km). Observe' la vida cotidiana desde mi ventana abierta, la ubicuidad de los templos, los saris de colores de las mujeres campesinas sobre el fondo verde de las huertas (nunca hombres), las preciosas canyas de azucar, arboles desconocidos, familias enteras sobre motos, a veces con bolsas o cabra incluidas!.
Llegue' a Haridwar a tiempo de cenar, por fin comida india! Los camareros saludaron que dejara el plato limpio. Dicen que esta ciudad es un espacio muy sagrado, pero en principio a mi no me lo parece (ni de lejos cercana a Benares), aunque es buen lugar para iniciar el viaje y observar la vida india. Me alojo en el Hotel Purohit, a metros del Ganges.

3 comentarios:

  1. Pedro, tus palabras me conectaban con el siguiente poema de J.Ramon Jimenez, no se bien explicarte el por qué, aquí te lo dejo.
    Espero que en tu viaje halles y madures la tranquilidad violeta.

    Te envio calor, para que retoñe, brote y enraíce tu fortaleza.Besos y a vibrar.

    g.

    ¡Qué tranquilidad violeta
    por el sendero a la tarde!
    A caballo va el poeta…
    ¡Qué tranquilidad violeta!

    La dulce brisa del río,
    olorosa a junco y agua,
    le refresca el señorío…
    La brisa leve del río.

    A caballo va el poeta…
    ¡Qué tranquilidad violeta!

    Y el corazón se le pierde,
    doliente y embalsamado,
    en la madreselva verde…
    Y el corazón se le pierde.

    A caballo va el poeta…
    ¡Qué tranquilidad violeta!

    Se está la orilla dorando.
    El último pensamiento
    del sol la deja soñando…
    Se está la orilla dorando.

    ¡Qué tranquilidad violeta
    por el sendero, a la tarde!
    A caballo va el poeta…
    ¡Qué tranquilidad violeta!

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  2. Vaya, se perdió mi primer comentario... :(

    Vuela Pedro! Y llévanos contigo! Veré a través de tus palabras, y viajaré al cerrar los ojos.

    Sabes lo que me alegro por ti, y las ganas que tengo de seguir tus pasos.

    Disfruta cada segundo, imprégnate.

    Un abrazo.

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  3. Sobre el hotel Purohit... sólo deseo que los floripondios del cubrecama no te hayan atacado mientas dormías.

    Lo de la comida sí que me da mucha envidia insana

    Aquí, vendaval...
    Besos aguachinaos

    Ultra

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