martes, 12 de febrero de 2013

Templos burocráticos



Hoy eran puertas abiertas en el Ayuntamiento de Barcelona, escenario mullido y brillante del poder local. Dentro se cubre la frialdad con suaves alfombras y rictus de amabilidad, en las paredes las obras de arte intentan dignificar esos lugares oscuros, tapar las serpientes desconfiadas que lo cubren todo, quizás por eso nadie se atreve instintivamente a tocar nada.

En el Salón de las Crónicas la contradicción de la cultura contemporánea vibra en el montón de muertos de la venganza catalana y en el sueño colonialista de barcos lejanos. El Salón de Ciento es la reconstrucción deformada de un sueño, un enorme anuncio publicitario saturado de ideología.

El poder busca legitimarse a través de la tradición, y construye su discurso con imágenes del pasado para apuntar al futuro que les conviene. De nuevo el nacionalismo diciéndonos cómo debe ser la realidad. Más tarde nos dirán que fuimos nosotros quienes elegimos.

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