miércoles, 18 de julio de 2012

Pedraforca


Hoy necesitaba un capricho y elegir subir a este enorme totem tribal, una montaña magnética y cercana que hechiza, como esas barrocas copas de helado que se llevan tras de sí todas las miradas. 

Esta señora rodeada de un armiño de pinos negros es una auténtica diva, sobria y digna, tan potente que apenas necesita hacer nada, tan sólo estar arropada por su frondosa manta vegetal con recovecos y humedales. La vegetación es principalmente boj y pino que se vuelven puros supervivientes a altas cotas, de troncos musculosos y retorcidos, con hojas escasas y defensivas. Su piedra blanca deslumbra y texturiza sus grietas, su roca caliza es agradecida y fácil de agarrar. No es difícil coronarla, no hace falta ayuda técnica, pero sí preparación, tiempo y paciencia. Un placer coronar su cumbre bífida que una vez alcanzada o parece tan afilada.

En los alrededores se encuentran muchas ermitas, mi favorita es Santa María de Queralt. Su virgen es pequeña y accesible, hermosa y rodeada de animales (un perro y un petirrojo). Su hijo heredó su buen rollo y salió intelectual sin ser aún pedante. Y su iglesia es como una hermosa masía luminosa que mira hacia Montserrat. 

1 comentario:

  1. tu ya sabes donde tiran las cabras, pero ten cuidadito con la niebla.

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