viernes, 15 de marzo de 2013

Seducidos por el arte: Turner - Sugimoto



El arte es un tangram que puede tomar formas y sentidos diferentes según queramos. La ordenación de esta exposición en el Caixafórum es elegante, de fina ironía, de escrupuloso respeto a la tradición, de marcado carácter británico. En ella hay dos pequeños dibujos de Ingres, de trazo concienzudo y suelto, y un sorprendente Turner.

Turner siempre me deja perplejo por su inocencia y sabiduría, sus cuadros a la vez sutiles y apasionados parecen actos de azar llenos de sentido, en ellos late la fragilidad del caos que retrata, la angustia de intentar absorber fielmente lo puntual. 

Me pregunto qué fuerza le empujó a hacer contra corriente esas manchas en pleno siglo XIX, conectando sin él saberlo a Goya con Manet ¿Quizás la curiosidad, la pulsión de lo desconocido? ¿Tuvo miedo al pintarlo? ¿Pensó que estaba loco?  Amante del caos, ensimismado en la luz, siempre raro y solitario, esperando que en el fondo se apiaden de él, como un monstruo consciente de su propia naturaleza desviada, impotente por no poder evitarlo.

Sugimoto también mira al mar, pero buscando su sobria permanencia, no se fía de los destellos ni de los fotogramas instantáneos, en sus imágenes registra el paso del tiempo, las capas de luz, la acción acumulada hasta hacerlas desaparecer, inmutables como figuras clásicas detenidas en su propio movimiento. Sugimoto también parece esfumarse detrás de sus propias fotos, él no importa, ni siquiera que los visitantes pasen de largo ante sus primorosas labores. Lo dicho ya está dicho.

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