miércoles, 8 de junio de 2011

Madrid: Bici crítica

Me cuesta confiar en los grupos, tienden a ser lechos de Procusto que te cortan o te estiran, por eso me extrañó sentirme bien y ligero entre tanta gente desde el principio. Al poco entendí el por qué: la bicicleta tiene tanto poder transformador que modifica a su usuario, nos hace flexibles, ligeros y fáciles, sensuales, festivos y eficientes. No sólo afecta a las personas, también cambia su entorno, la ciudad se vuelve más amable, los árboles se engradecen, el césped reverdece, todo toma un carácter más humano, una mayor densidad donde el contexto y el paisaje es más importante que el conductor.

Pedalear juntos era excitante y un poco irreal, parecíamos flotar en un asfalto que sonreía y se cosquilleaba. Los timbres sonando, las sonrisas, los saludos de los peatones, fue una utopía por una hora. La bici, alegría entre tus piernas.

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