Madrid
y Barcelona han estado conectadas en la sombra por los hilos tejedores de dos
artistas, ambas mujeres y ninguna ibérica. Las dos de obra inquietante, ambas
entre hilos, una más espacial y nostálgica, la otra más pictórica e incisiva,
una viva, la otra muerta.
Chiharu, japonesa germanizada, cumple
monótonamente un destino de mujer que teje permanentemente, acuna objetos en la
penunbra de su regazo con calcetas maternales, protectoras y asfixiantes, hasta
atraparlos en oscuridades hilvanadas de pasados y temores frustrados, hasta
mutarlos en sueño.
Louise, francesa americanizada, no
paró de sangrar sobre el papel, lo
hizo sin disimulo, espontánea, algo arrepentida, aceptando el dolor de la vida,
dándole forma para conjurarlo, expresándolo con ese gusto burgués de tapicería
carmesí. Sus esculturas tampoco se libran del estupor de ser mujer y de sentir
la vida dentro, extraña y oscura, tal y como también la sintió su madre, la
gran araña.
En los hilos de estas dos mujeres
multipátridas imaginé una conexión tenue entre estas dos ciudades, negando el
viciado ambiente de desconfianza actual.
Tejiendo redes en la red: gracias por este regalo, por presentar y asociar a estar dos artistas y por transmitir como el arte puede resonar con nuestros propios lazos y nudos, a pequeña o gran escala (cuando pasamos a hablar de "pueblos").
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