martes, 20 de agosto de 2013
Compro Oro
martes, 14 de mayo de 2013
Baño de masas
miércoles, 13 de febrero de 2013
Banderas
Junto a la AP-7, muy cerca de La Roca del Vallés, hay un puñado de chabolas
que passarien desapercebudes sota el mar gris de xapes metál-liques
que pasarían desapercibidas bajo su mar plano y gris de chapas metálicas
si no fós per dos banderes que surgeixen de dos mástils precaris,
si no fuera por dos banderas que surgen de mástiles precarios,
una espanyola i l’altra catalana, animades pel mateix vent.
En esta imagen casi berlanguiana hay
un problema polític d'identitats i greuges,
un problema político de identidades y agravios,
però sobretot hi ha barraques, un problema de pobresa tapat
pero sobre todo hay chabolas, un problema de pobreza evadido
i embolicat en conflictes de poder. Sobre tot persones .
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martes, 12 de febrero de 2013
Templos burocráticos
lunes, 4 de octubre de 2010
Vaga 29 S
La ciudad está levantada por la huelga. Ambiente de desorden (¿desorden=conflicto?, ¿qué es más importante, el orden o la razón? ¿quién tiene la razón?). Basuras tiradas, (¿visualizar lo oculto?, basura social, precariedad, extorsión). Ambiente de guerra, de provocación y enfrentamiento. Edificio en plaza Catalunya ocupado, dos partes muy definidas:
- la policía antidisturbios, samuráis de negro, agrupados y organizados como un ser articulado, la tensión agarrotada entre el miedo y la prisa por actuar. Plan claramente establecido, densidad, estrategia de amenaza y violencia puntual, control progresivo.
- Los antisistema: también uniformados y reconocibles. Entre la guerrilla y la no violencia. Acción no coordinada, ambigua, sin plan, improvisación, cardumen, entre el miedo y el divertimento, banalización de la violencia, sensación de juego, caras de placer y de agravio, no sistematizado, abierto.
Pero la vida sigue. Extraño ver moverse ambos grupos entre la masa observante, mayoritaria, a una distancia prudencial, asustados, curiosos o apáticos, como si no pasara nada o se acabase el mundo.
Resultado: el poder se aferra a su estatus y la mayoría de la gente tiene miedo de la violencia, sólo ven caos, descontrol y acaban pidiendo mano dura contra los antisistema. Un buen ejercicio de reflexión.
sábado, 17 de julio de 2010
Mundial de Fútbol II 2010
11 julio
Fin de semana extraño, entre el agravio de una comunidad (la catalana) y la pasión de otra (la española). No hay fronteras simples, muchos compartieron los dos sentimientos, pocos fuimos ajenos a ambos. Los balcones reflejaron esa extraña dualidad, en silencio, sin insultos ni amenazas. Sentimientos callados a los que otros manipulan el volumen.
Me gusta pasear por la ciudad detenida en medio de un gran partido de fútbol. Pocas veces se siente de un modo inofensivo tensión y soledad de guerra. El placer y la sorpresa de oír las exclamaciones al unísono, sonido envolvente, unión de vida y arte, la performance artística perfecta. Coro de ruidos emocionales, como un corazón que late disperso en cada casa. No toda la ciudad vibraba, las zonas hoteleras y de negocios eran un lugar muerto. Unos recibían con tibieza el entusiasmo de “la roja”. Otros eran una sartén chisporroteando inquieta por las ventanas. Los bares desbordaban la gente en la calle, todos atentos a la pantalla, estatuas del tiempo detenido.
El momento orgásmico colectivo me pilló en la Rambla del Raval. Quedé reducido a una antena que recibía la pasión de cientos, miles, millones de personas a mi alrededor. Por fín fluía la alegría contenida, la calle floreció de ilusión y de una alegría irracional, pero tan integradora que emocionaba. La bandera española pintada en pieles oscuras, los tambores magrebís enviando energía y apoyo a la selección.
Ha ganado España. Lo peor viene ahora, hordas alcoholizadas de victoria, con pretendido derecho a botín ideológico. Banderas y consignas celosas que quieren borrar otras. La exclusividad de la victoria, de la patria, de la tribu. Nuestro sistema falla desde su propio origen competitivo y no inclusivo. Me refugio en casa, oigo cláxones, voces roncas arrancando “viva España” y “yo soy español”. Siempre pregunto qué significa ser español, sin respuesta. Afortunadamente el de hoy es un nacionalismo sin armas.
viernes, 21 de mayo de 2010
Campeones: la barbarie camuflada
Oigo un recital de poesía neoyorkina, vanidosa y salvaje, sin más valor que la actitud.
Fuera el Barça ha ganado algo, y un hormigueo de gente uniformada lo celebra en las aceras y las calles llenas de claxons, petardos y gritos compartidos. Recuerdo el entusiasmo y la felicidad coordinada de las imágenes de los principios y fines de guerras.
“Quisiera ser un f 16 para poder bombardear Madrid” El recuerdo de bombardeos me eriza la columna vertebral. Demostraciones de fuerza bruta al borde de la desmesura, agitando banderas, gritando, Orgullo, fanfarronería, agresividad que cualquier psicólogo asociaría con un ego herido. Sobrecoge el ronroneo de la máquina social que se ha desparramado por Barcelona. Abruma el frenesí espasmódico, con tal violencia que hacía temblar las vísceras. Gritaban con los puños en alto, una acusación silenciosa hacia la capital. Necesitamos enemigos, parece intrínseco a nuestra sociedad, al grupo. Un exogrupo enemigo para cohesionar el endogrupo.
Hasta hace bien poco, lo añorado era la igualdad. Ahora se ansía ser el mejor. Qué tipo de sociedad esquizofrénica impulsa a la solidaridad y a la competitividad? Yo no quiero ser mejor que nadie, no quiero ir contra nadie. Quiero sentirme cerca del mundo, no sólo de una parte.