jueves, 23 de febrero de 2012

Urgencias

Nos vanagloriamos de ser globales, plurales y multiculturales, pero realmente vivimos en burbujas temáticas, mundos acotados por profesiones, aficiones, edades, tendencias políticas, y aunque no seamos conscientes, también por salud.

Hoy he estado en Urgencias de un Hospital, otra de esas burbujas que crean su propia realidad. La vejez y la mala suerte concentrada entre pasillos esterilizados, quejidos apagados y carne frágil cubierta por camisolas ridículas en habitaciones blancas de puertas abiertas, como si la enfermedad no fuera lo suficientemente humillante. Sondas y vías con líquidos íntimos, sangres, flemas a la vista, fluyendo por tubos de plástico, ausencia de intimidad sin la contrapartida del consuelo, maquinalización del cuerpo, burocratización de la enfermedad. Entre tanto dolor lo primero que recordé fue la política de recortes actual.

Volví confuso a la calle, con pena inducida y alivio mezclados, con la sensación de irrealidad dentro y fuera, ningún sitio me era satisfactorio, burbujas que apenas se tocan y que incompletas distorsionan la realidad.

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