domingo, 5 de febrero de 2012

Impresionistas: colección Clark

Es un lujo tener en tan cerquita los rastros de Corot, Millet, Sisley, Pissarro, Monet, Renoir o Toulouse-Lautrec, pero sus nombres no son suficientes para emocionar. El motor de esta colección parece ser el brillo de los autores, mientras que las obras expuestas permanecen anestesiadas, lánguidas y perezosas, de una ambigüedad sin energía, incapaces de cuestionar, alimentándose de la firma de la esquina. Apenas encontré vibración, el rastro violento de la naturaleza, salí intacto de esta visita. Ni siquiera el cuadro de Bonnard fue capaz de detonarme.

En este desfile anodino fulguraron algunos cuadros de Monet jugando con contrarios (una tormenta tranquilizadora, y un atardecer agresivo), los autorretratos de Renoir tan diferentes tras 25 años de vida, un irónico Daumier y alguna otra sorpresa.

Aprendí que no se puede dar nada por sentado, el genio, la savia de la vida es caprichosa y repta por los sitios más insospechados, sin atender a nombres o firmas.

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