domingo, 26 de febrero de 2012

Barbecho

Decidí de nuevo no hacer nada el fin de semana, parar voluntariamente y disfrutar de mi soledad. "Ah! Siguiendo el decrecimiento?" me dijeron. Detenerse es tan revolucionario que se confunde con una consigna alternativa.

"Seguir una teoría": ¿No sería mejor que las teorías siguieran a las personas, que se adaptaran a nosotros, y no al contrario? Las ideas, como los Estados, tienden a ponerse por encima de las personas. Prefiero seguirme a mí mismo: "hacer lo que me apetece". Puede ser egoísta, infantil, caprichoso, incluso peligroso si surge del miedo o del ego, esa capa gruesa que esta cultura nos enseña a reforzar con los años. Hay que seguir buscando más adentro.

"Decrecimiento": qué nombre tan inapropiado para una idea tan buena! Nadie quiere decrecer, nadie piensa en menguar, a lo sumo seguimos los ciclos, nuestros ritmos. Tan antinatural es obligar al crecimiento como a no hacerlo. Prefiero llamarle vísteme despacio, ritmo lento, siesta vital o incluso barbecho. Aunque parezca contradictorio, mis épocas de barbecho llegan a ser más productivas que las de supuesta actividad.

La revolución desde dentro: detenerse y actuar desde uno mismo. Parar para rumiar la propia vida. En otras palabras, me dediqué a perrear.

jueves, 23 de febrero de 2012

Urgencias

Nos vanagloriamos de ser globales, plurales y multiculturales, pero realmente vivimos en burbujas temáticas, mundos acotados por profesiones, aficiones, edades, tendencias políticas, y aunque no seamos conscientes, también por salud.

Hoy he estado en Urgencias de un Hospital, otra de esas burbujas que crean su propia realidad. La vejez y la mala suerte concentrada entre pasillos esterilizados, quejidos apagados y carne frágil cubierta por camisolas ridículas en habitaciones blancas de puertas abiertas, como si la enfermedad no fuera lo suficientemente humillante. Sondas y vías con líquidos íntimos, sangres, flemas a la vista, fluyendo por tubos de plástico, ausencia de intimidad sin la contrapartida del consuelo, maquinalización del cuerpo, burocratización de la enfermedad. Entre tanto dolor lo primero que recordé fue la política de recortes actual.

Volví confuso a la calle, con pena inducida y alivio mezclados, con la sensación de irrealidad dentro y fuera, ningún sitio me era satisfactorio, burbujas que apenas se tocan y que incompletas distorsionan la realidad.

martes, 21 de febrero de 2012

Nueva Filmoteca, viejos fantasmas


Con años de retraso se ha inaugurado la Filmoteca de Catalunya. Sorprendentemente su edificio encaja con naturalidad en el entorno tupido del Raval con la pretensión de dinamizarlo. Me reconozco ilusionado por el estreno, pero tanto brillo arquitectónico esconde una desmemoria que no todo el mundo practica. Algunos vecinos me recordaron que este solar tenía viviendas antes, y que fueron derruidas para esta construcción. Parece que sus inquilinos no tuvieron muchas opciones. Un edificio tan nuevo y ya albergando fantasmas y dolores invisibles.

martes, 14 de febrero de 2012

San Valentín en la cuneta

Una prostituta de carretera me recordó que era San Valentín. Este año esquivaba esta fecha como si fuera un dardo envenenado, fingí desdén cuando siempre he sentido indiferencia, me repetía que era una fecha como cualquier otra, que a lo sumo el 14 de febrero era tan sólo el Día Internacional de las Cardiopatías Congénitas. Ejercicios de prestidigitación para despistar a la parte negativa de la mente.

Hasta que la vi. Estaba de pie en el arcén de la carretera, con minifalda y medias negras a pesar del frío, tacones sobre el polvo y gafas de sol de marca. Todo habitual excepto un detalle: la rosa roja envuelta en celofán que llevaba disimulada en la mano. Se sentía incómoda con ella, yendo y viniendo alrededor de la silla encadenada al árbol, hasta que se decidió a esconder cuidadosamente su flor tras un terraplén. Volvió a su puesto recompuesta y sin sentimientos vulnerables, preparada para el mercado laboral.

No me atreví a detenerme para saber más. Por la tarde vi a otras parejas por la ciudad con flores semejantes. Todo el mundo queriendo ser amado, queriendo sentir amor, o al menos simulándolo. Comparadas con aquella flor escondida, estas flores exhibidas perdían fuerza. Aquella mujer en la cuneta y su rosa cuidadosamente guardada me venían todo el rato a la cabeza.

¿Qué historia guarda esa flor? ¿Quién se la regaló? ¿Ella le corresponde? ¿Por qué la escondía? ¿Porqué tanto pudor para el amor y tanto exhibicionismo para el sexo? ¿El amor espanta a los clientes? ¿O la guardaba por intimidad? ¿Por qué las otras mujeres no guardaban su rosa? No paré de hacerme preguntas toda esa tarde.

viernes, 10 de febrero de 2012

El Prado: Hermitage

No creí a quienes me dijeron que era una exposición decepcionante y corrí a vivirlo en carne propia. De entre las grandes figuras aparecía el hipnótico titilar de un Greco o la impostura inocente de Malévich. Todo sin grandes sobresaltos.

A mitad de exposición me esperaba de improviso un viejo y querido conocido. Me saludó de lejos, cabizbajo y familiar, un complejo Rembrandt relucía en su propia oscuridad. Pero aún había más, a su izquierda estaba otro cuadro suyo pintado 30 años antes. Ese denso rincón me mantuvo imantado la mayor parte del cuerpo.

Con el "Retrato de un estudioso" el joven Rembrandt exhibió vehemente sus habilidades en el momento en que empezó a tener reconocimiento y se mudó a Amsterdam. "Caída de Haman" lo pintó en 1660, cuando el anciano maestro estaba a punto de hundirse en bancarrota. Apenas tres metros entre un cuadro y otro comprimían toda su experiencia vital, del fulgor precoz a la caída sabia. En ese pequeño espacio también vi volar casi invisibles a sus parejas Saskia y Hendrickje, a sus hijas, todas muertas prematuras y todas llamadas Cornelias, a su hijo Titus, y también el camino del orgullo a la humildad. Ese rincón llenó toda la exposición y mis expectativas.

jueves, 9 de febrero de 2012

Festival Flamenco Bankia: Rancapino, Moneo y Manolete

"Rancapino, eres el Robert Redford de África!", le decía Chano Lobato con guasa cariñosa. Pequeño, de pelo crespo y piel tostada, Rancapino tiene la gracia de los antiguos cantaores, su voz es apagada, pero llena de duende gitano. El guitarrista, hijo de Chano, le acompañó sobrio y lleno de sabiduría.

Rafael Moneo es la antítesis de Rancapino, grande, calvo y pálido, llenó el auditorio con una voz poderosa pero anodina. Su hijo tocaba la guitarra, prolijo en arpregios y zarcillos. La sombra de mi abuelo me susurró su dictamen: "es un barranco voces". Mis padres, implacables, no le aplaudieron una sola vez, "canta bien, pero no tiene pellizco", dijo ella excusándose.

Manuel Amaya Manolete puso el baile desde su dilatada experiencia. Ví en sus brazos a Vicente Escudero y en sus piernas a Antonio Gades. Un ejercicio de nostalgia.

domingo, 5 de febrero de 2012

Impresionistas: colección Clark

Es un lujo tener en tan cerquita los rastros de Corot, Millet, Sisley, Pissarro, Monet, Renoir o Toulouse-Lautrec, pero sus nombres no son suficientes para emocionar. El motor de esta colección parece ser el brillo de los autores, mientras que las obras expuestas permanecen anestesiadas, lánguidas y perezosas, de una ambigüedad sin energía, incapaces de cuestionar, alimentándose de la firma de la esquina. Apenas encontré vibración, el rastro violento de la naturaleza, salí intacto de esta visita. Ni siquiera el cuadro de Bonnard fue capaz de detonarme.

En este desfile anodino fulguraron algunos cuadros de Monet jugando con contrarios (una tormenta tranquilizadora, y un atardecer agresivo), los autorretratos de Renoir tan diferentes tras 25 años de vida, un irónico Daumier y alguna otra sorpresa.

Aprendí que no se puede dar nada por sentado, el genio, la savia de la vida es caprichosa y repta por los sitios más insospechados, sin atender a nombres o firmas.

sábado, 4 de febrero de 2012

Contact impro

Estoy convencido que el cuerpo tiene su propia sabiduría y necesita espacio para expresarse, para reconectar cuerpo y mente, para recordar lo que éramos en origen. Ramón Roig y Ester Forment son dos guías capaces de despertar esos saberes que permanecen dormidos dentro de nosotros. Pura lección de vida disfrazada de danza.

"El suelo está vivo, acariciadlo con los pies como si fuera el lomo de una ballena".

"El contacto físico con otra persona es una puerta que nos conecta con su respiración, sus emociones. Daros tiempo para entrar en ellas, de sentirlas, de leer esa información y que esa persona lea la nuestra".

"Interactuad, no juzguéis, simplemente observad qué ocurre".

"La palabra abre la puerta a la discusión, dejad mejor que hablen vuestros cuerpos".

"El diálogo sólo surge cuando confiamos, cuando damos peso al otro y el otro nos da su peso, cuando notamos su presencia y él nota la nuestra".

"Todo surge de vuestro centro y sólo a partir de ahí podéis encontrar un nuevo centro de gravedad compartido, un equilibrio entre vosotros y la otra persona".

"Recordad: el que cede gana".

"Ceded, entregaos, confiad en el otro pero no os abandonéis, tenéis una responsabilidad sobre vosotros mismos. Y si os abandonáis al otro tendréis que asumir el riesgo, lo que ocurra entonces es vuestra responsabilidad, no de vuestra pareja".

"Renunciad a vuestro deseo, sois el instrumento para que el otro pueda ser libre, para que vuestra pareja pueda bailar y expresarse libremente".

"Si algo no funciona, no penséis que es culpa de la otra persona. No es que ella lo ha hecho mal, que no nos ha dado bien, más bien es que nosotros no hemos recibido bien".


El que cede gana. La revolucionaria sabiduría del cuerpo.

jueves, 2 de febrero de 2012

Duelo en el Liceu

Oír seguidas dos obras que compitieron en la Viena del siglo XVIII fue un lujo inusual que ofreció el Liceu: la desconocida "Il burbero di buon cuore" de Vicente Martín y Soler frente a la clásica "Le nozze di Figaro" de Wolfgang Amadeus Mozart.

Pensé que habría una abismal diferencia entre la obra de un genio y la de un desconocido, pero sorprendentemente ambas obras tienen rasgos muy similares, y aunque Mozart sigue resplandeciendo, su brillante cutícula divina se resquebraja: me imagino a un joven ambicioso luchando por el éxito, embarrado en un mundo competitivo, aportando toques de genialidad entre los acordes de moda. No dejo de preguntarme si Mozart no será otro enano sobre hombros de gigantes.

Los retratos sociales de esa época también coinciden: ambas obras caricaturizan la decadencia de la rígida jerarquía patriarcal absolutista, sin llegar a cuestionarla abiertamente, más bien muestra fisuras que aprovecha una nueva clase social, burguesa y cortesana que con mano izquierda sabe obtener sus deseos y llevar al poder hacia su terreno.

En ambas obras la mujer es retratada llena de vida, son motores de acción, disfrutando de una energía, alegría y autonomía que desaparecerá en las obras del siglo XIX, y se volverá atormentada o malvada en el siglo XX. En este momento se la sugiere sorprendentemente adaptada, con discreto ingenio y energía para obtener sus deseos con inteligencia, pero aún en desigualdad.

Afirman que el arte es el termómetro de la sociedad de su época, capaz de captar su espíritu. En ambas obras la autoridad patriarcal es acatada en las formas, pero en el fondo su prole empieza a subírsele a las barbas. Tres años después en Francia se tomará la Bastilla.