Compro en un supermercado triste transitado por seres marginales, apenas productos frescos, y muchas raciones unipersonales. El Hostel está en un sótano sin ventanas, lleno de personajes rudos y silenciosos, o quizás lo eran porque yo lo era. Para quitarme esa desazón salí a pasear por calles solitarias. Nadie. De golpe, como una aparición un señor con un perro pasó al fondo de una calle. Ambiente de película de terror postnuclear en un día sin fin. El agujero de Kiruna no parece estar bajo tierra, sino dentro de sus habitantes.
martes, 26 de junio de 2012
Kiruna
Compro en un supermercado triste transitado por seres marginales, apenas productos frescos, y muchas raciones unipersonales. El Hostel está en un sótano sin ventanas, lleno de personajes rudos y silenciosos, o quizás lo eran porque yo lo era. Para quitarme esa desazón salí a pasear por calles solitarias. Nadie. De golpe, como una aparición un señor con un perro pasó al fondo de una calle. Ambiente de película de terror postnuclear en un día sin fin. El agujero de Kiruna no parece estar bajo tierra, sino dentro de sus habitantes.
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