Semitropical, hedonista, fácil, decimonónica,
Málaga se exhibe en feria desbordada y humilde.
Comer, beber, reír y bailar rodeados de fucsia.
Los horarios se pervierten sin resistencia, doblegados a la diversión.
Las calles sudorosas, las sonrisas, la piel bronceada y exhibicionista,
las aceras pegajosas del Cartojal derramado, los verdiales frenéticos.
Todo fuera contrasta con los museos frescos, vacíos y caros.
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