Pasa desapercibida en el Reina Sofía con ese pequeño acceso a nivel de calle por la puerta de atrás. Parece que será poca cosa y quizás por esa humildad y falta de expectativas me encandiló. Es otra exposición que se aleja de los centros y hurga en los márgenes.
A pesar de ser arte geométrico en las salas crecía una extraña pasión y diversidad, me sorprendió cómo la abstracción geométrica perdía su frialdad en estas salas, ¿quizás porque viene de Latinoamerica, donde aún late fresca la utopía? Autoras queridas como Gego o Lygia Clark, artistas desconocidos que confirman y a la vez cuestionan la globalización del arte, la ironía de Cildo Meireles. Un placer inesperado.